Profesor particular o el baratillo de turno
"Ese debe ser el profesor". No sabía donde me había metido. Aquel final de agosto me ponen en contacto con la tía cuyo sobrino tiene suspenso francés y tiene que aprobar la asignatura para pasar de curso. Uno que acababa de terminar bachillerato, que quiere ser profe y ganarse la vida se embarca en el transatlántico. Esto de las clases particulares se puede equiparar al escaparate de una tienda: hasta que no entres no vas a saber bien la calidad del producto y lo que venden. Uno espera que el alumno tenga claro lo que tiene que estudiar o hacer. Un cuaderno ordenado, fechado y limpio. Y que comprenda lo que el profesor va explicando en clase. Nada más lejos de la realidad te encuentras a una criatura más perdida que el barco del arroz que te mira con vistas a que le saques las castaña del fuego. Todo ello en un tiempo récord y el discente sin apenas material y recursos que le ayuden en el estudio. Uno se pone manos a la obra, de la noche al día tienes que hacer un prog...